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Susúrrame tu miel y te daré espectros
Muerte en sus raíces, y luz en mi anís
Si, es una revelación, una Epifanía de suaves y eternos
Limones dorados
Mézclate en las oportunidades del sol que te acumula
Y muéstrame la cereza que se escapa de tu vestido
Se tu locuaz espanto, lo adivine esta mañana
Podría saber tu locuaz secreto, lo advertiría al dormir
Y no ver tu meseta espiralada en mi plato
Las caras que son solo caras y esperan;
Las cejas que son llave y candado
Alucinando un mundo de delirios y sabores ínfimos
Sabiduría y sensación
Ritmo vuelve y me asusta, ritmo que va y va
Armonía que se esconde detrás de unos perales y escapa
De su ser
Martillo en mis oídos es ese tambor que retumba desde
Tu vientre eficaz...
Tu mano senil...
Tu espalda feliz...
Nuestra madera humeante...
Constelaciones silban y aúllan enredándose en un espantapájaros
En un símbolo de fertilidad, antiguo e inusual;
Inusual entre los creyentes pozos de mi sed.
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